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A reconstruir Costa Rica

Ennio Rodríguez [email protected] | Martes 17 octubre, 2017


A reconstruir Costa Rica

Aún no sabemos con exactitud la devastación provocada por la tormenta Nate, por eso me permito sugerir que se le solicite a la CEPAL una valoración de los daños a la infraestructura y a la producción. La CEPAL cuenta con la metodología y los técnicos para hacerlo rápidamente. Por su parte, los organismos internacionales, particularmente el BID, tienen fondos concesionales para ayudar a atender la emergencia, los cuales el Gobierno habrá aprovechado. Pero ya sabemos que gran cantidad de viviendas, producción agropecuaria, infraestructura escolar, puentes y carreteras han sido fuertemente afectados. Tenemos una tarea de reconstrucción y de preparación para futuros eventos climáticos intensos, como lo anticipan los analistas del cambio climático.

Primera respuesta: La respuesta institucional fue satisfactoria, en particular, aplaudimos la abnegación de los comités locales de emergencia apoyados, en muchos casos por voluntarios; sin su trabajo, la tragedia habría sido mucho mayor. También observamos la celeridad y eficiencia del ICE y del AyA para lograr reconectar servicios luego de la tormenta. Por su parte, el MOPT avanza en la rehabilitación de vías.

Pero las tareas de la reconstrucción seguirán con nosotros por mucho tiempo más.

Reconstrucción de viviendas: El Banhvi tiene recursos para atender a las personas que perdieron sus casas. La primera y más urgente tarea es levantar la lista de familias que perdieron sus casas. Bajo el liderazgo del Mivah, con apoyo del IMAS, del Banhvi y de entidades autorizadas, se debe determinar quiénes califican para un bono familiar de la vivienda o que habiendo recibido el bono anteriormente, puedan recibir un bono ordinario si su lote quedó habitable. Para poder atender a los damnificados, la junta directiva del Banhvi correctamente elevó los máximos en los niveles de ingresos familiares para quienes se puedan beneficiar con bonos familiares de vivienda luego de una emergencia. Queda pendiente una reforma a la Ley del Sistema Financiero de la Vivienda para poder atender a aquellas familias que, habiendo recibido un bono en el pasado, hayan quedado sin vivienda ni lote propio como resultado de la emergencia y requieran nuevamente del apoyo estatal. Esta reforma, en trámite en la Asamblea Legislativa, debe tener una aprobación expedita.

Apoyo a la producción: Los bancos, especialmente los que son propiedad del Estado, deberán atender, con carácter de urgencia, a los productores y auxiliarlos con reprogramaciones y recursos frescos para que puedan reiniciar actividades. Para ello, equipos de técnicos voluntarios, por ejemplo, del Colegio de Ciencias Económicas, podrían ayudar a las personas y pymes que tenían seguros a presentar sus reclamos y sus solicitudes bancarias de reprogramación de deudas.

Reconstrucción de carreteras y puentes: De manera inmediata se pueden utilizar los recursos de Conavi, destinados a mantenimiento, para la reconstrucción de carreteras y puentes. Pero también podemos solicitar a los bancos de desarrollo la reprogramación de la cartera existentes para atender las necesidades de reconstrucción.

Adicionalmente, debemos empezar a gestionar ante los bancos multilaterales, con carácter de urgencia, un nuevo préstamo para la reconstrucción de carreteras y puentes dañados y la adaptación al cambio climático de aquellos puentes y carreteras que, aunque no fueron severamente dañados por esta tormenta, no reúnen los requisitos estructurales para resistir los embates de las tormentas más intensas que podemos esperar en el futuro como fruto de los cambios en el clima. Quizás, incluso antes de construir nuevas obras de infraestructura debemos dar la prioridad a prevenir que las actuales no colapsen.

Reconstrucción de escuelas y colegios: Los recursos del fideicomiso para la infraestructura escolar se podrían destinar, prioritariamente, a reconstruir infraestructuras escolares dañadas por la tormenta.

Voluntariado: La respuesta del voluntariado espontáneo en las primeras horas y hasta hoy, ha sido muy importante (aunque reportan que no en la magnitud de las contribuciones con ocasión del huracán Otto). Pero un país solidario como el nuestro, podría beneficiarse de mayor organización del voluntariado. He mencionado que nuestro Colegio profesional podría ayudar en los campos de su especialidad, pero también brigadas de jóvenes y jubilados podrían organizarse bajo el liderazgo de los comités locales de emergencia y la organización de los comités de la persona joven para colaborar, por ejemplo, en la limpieza y reconstrucción de escuelas y viviendas. En general, debemos promover una mayor organización del voluntariado, especialmente de los jóvenes.

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