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COLUMNISTAS


A brazo partido

Natiuska Traña [email protected] | Viernes 04 septiembre, 2020


A casi seis meses de medidas rigurosas de cierre y confinamiento, se ha vuelto difícil por salud mental y económica impedir que la vida siga adelante bajo nuevos esquemas de normalidad. Es imposible -o no recomendable- mantener la actividad económica detenida; porque aunque hemos tenido éxito en evitar una suma exorbitante de fallecimientos, las “muertes” jurídicas están causando que muchos se queden sin empleo, sin negocio y como consecuencia sin poder llevar el sustento a sus familias.

El Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) ha reportado una tasa de desempleo abrumadora del 20,1%, lo que se traduce en personas desocupadas, desalentadas, con necesidades y obligaciones económicas que no pueden cubrir, aunado a estar sumidas en la incertidumbre de la pandemia.

No es casualidad que la imagen del señor Presidente, se haya deteriorado en corto tiempo, pues todos esperamos que un Presidente sea un buen administrador y proponga soluciones concretas, para eso votamos cada cuatro años.

Es cierto que el gobierno no tiene todas las respuestas, pero si no las tiene, es hora de que conforme grupos con todos los sectores para que concrete un plan que saque el país adelante y se devuelva la confianza a los empresarios y a los consumidores. Quizá la pandemia sea algo nuevo para todos, pero las crisis económicas ya se han presentado en el pasado y las economías han podido restablecerse.

Richard Baldwin, profesor de Economía Internacional en el Instituto de Posgrado de Estudios Internacionales y en Desarrollo en Ginebra, señala que la solución a los problemas que acarrea el estancamiento económico por la pandemia debe atacarse desde dos aristas: Primero, contener la curva epidémica y segundo tomar medidas fiscales que disminuyan la recesión, o sea que los Estados gasten todo lo necesario para enfrentar la crisis. Claramente, esta solución funciona para los países fiscalmente sanos, porque de lo contrario se soluciona una crisis generando otra crisis de deuda.

El crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI) viene a ser una de las cartas necesarias para sacar adelante la economía para un país fiscalmente vulnerable y que además arrastra severos problemas económicos. Si la deuda es la única forma de sacar adelante la economía, la utilización de esos recursos debe ser estratégica en cuanto a las prioridades de gasto y ejecución. La decisión no es sencilla, tampoco imposible. Es hora de arrollarse las mangas y al estilo de Franklin D. Roosevelt crear un “brain trust”, donde se consideren las ideas de los más capacitados en materia económica para la asesoría en la toma de decisiones, donde no solamente se cubran las necesidades que ha creado la cuarentena, sino que se consideren las que vendrán posteriormente.

Para combatir la pandemia, no se pueden descartar las alianzas internacionales porque la única forma de salir adelante es ganándole en todo el planeta.

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