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¿Voluntad o dinero?, los frenos del desarrollo

Manuel Avendaño [email protected] | Lunes 10 marzo, 2014


Los extensos procesos de contratación y las trabas burocráticas frenan el desarrollo de proyectos para los que existen fuentes de financiamiento en el país. Gerson Vargas/La República


$2,5 mil millones están disponibles para infraestructura y desarrollo

¿Voluntad o dinero?, los frenos del desarrollo

Más de 19 obras para carreteras y el megapuerto limonense son proyectos atrasados

Hace falta dinero para desarrollar la infraestructura del país y mejorar la calidad de vida de los habitantes. Pero existen cerca de $2,5 mil millones en diferentes proyectos que no se ejecutan o que llevan años ociosos debido a la falta de voluntad y las trabas que se ponen en el mismo Gobierno.

Los resultados negativos son más que visibles, tenemos una red de carreteras con cinco décadas de rezago que colapsa con la llegada de las lluvias como ocurrió en Circunvalación, también se pueden encontrar proyectos fracasados como Limón Ciudad Puerto.
A estas alturas, el país no puede darse el lujo de perder tiempo, porque cada año que pasa cuesta caro después. Urge que la voluntad de los políticos se traduzca en obras, calles, puertos y desarrollo.
“Soltar trabas a los proyectos es el primer paso, es muy difícil entender cómo un proyecto que tiene financiamiento se estanca por la mala gestión de las instituciones”, explicó, Marta Acosta, contralora general de la República.
Limón Ciudad Puerto cuenta con unos $79 millones desde hace cinco años, sin embargo de ese dinero solo se ha ejecutado cerca de un 5%.
El proyecto que pretendía convertirse en la panacea del Caribe y que buscaba rescatar las comunidades, incentivar el desarrollo y mejorar la infraestructura portuaria se ha visto atado por 13 unidades ejecutoras que se convierten en frenos.
Dentro del megaproceso de desarrollo que se pretende implementar en Limón, destaca la construcción de la terminal de contenedores.
Con una inversión superior a  $1,2 mil millones, el megapuerto de Moín sería la ventana de competitividad que el país necesita para acelerar el ingreso y salida de mercancías.
Por medio de una concesión se otorgó a la firma holandesa APM Terminals, que debió arrancar la construcción del muelle en octubre del año anterior, lo que no fue posible debido al pesado camino de trabas ambientales y apelaciones por parte de opositores.
Una carretera de dos kilómetros entre la autopista 32 y Moín tenía que estar lista en noviembre anterior y tampoco ha podido construirse debido al supuesto daño ambiental que provocaría en la zona y a los atrasos por parte del MOPT.
Construir el tramo Norte de la Circunvalación, los puentes en las rotondas de Paso Ancho, Zapote y La Bandera son otro proyectos que están financiados por bancos internacionales y que avanzan muy despacio.
La cartera para mejorar las carreteras del país es de 19 proyectos, que ya tienen dinero asignado mediante préstamos con el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Centroamericano de Integración Económica.
Empero, falta que las instituciones de Gobierno hagan mejor su tarea, las empresas privadas dejen de apelar las licitaciones que no ganan y sobre todo que se recorten los plazos para lograr una contratación.

No en vano, el país resiente en la competitividad y en el estado de las carreteras, los efectos negativos de una mala gestión que se ha prolongado durante décadas.
Obtener los recursos para desarrollar obra pública no es sencillo, pero dejar que se pierdan o permitir que se paguen intereses mensuales por dinero estancado es la peor consecuencia en momentos fiscales tan difíciles.
Correr para invertir los recursos de Limón Ciudad Puerto antes de que  venza el plazo y evitar que se pierda el préstamo, será una herencia para el próximo Gobierno.
“Asegurar la inversión en Moín es garantizar desarrollo para el Caribe y sobre todo impulsar empleo en esa zona, sabemos del impacto ambiental pero se puede corregir y hacer sostenible”, comentó, Rogelio Douglas, gerente de APM Terminals.
Usar los recursos que existen actualmente permitiría al país encaminarse hacia una ruta de desarrollo que impulse la competitividad en infraestructura vial, portuaria y social.
Los préstamos que el país tiene generan intereses diarios que se pagan con el dinero de todos, pero tardan años para convertirse en obras que beneficien a los ciudadanos.
Ejecutar el dinero, impulsar los proyectos y promocionarlos adecuadamente, son las alternativas que podrían soltar el freno que detiene a Costa Rica.

Manuel Avendaño
[email protected]
@MavendanoLR







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