Luis Guillermo Solís, el político
Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 05 septiembre, 2014
D. Luis Guillermo suele dar señales, hablar mediante signos. Estemos atentos para descifrarlos
Luis Guillermo Solís, el político
Lo acaecido el jueves pasado en el Teatro Melico Salazar debe ser visto como un acto eminentemente político. Fue un retorno a las raíces que dieron origen al PAC y, con ello, un homenaje a las ideas y los ideales de su fundador, Ottón Solís.
Para Ottón la política es, ante todo, una denuncia del adversario como corrupto y su descalificación ante la gente haciéndolo responsable de la mala situación en que vive. Ottón lo hace por convicción, por lo que no le importa pagar el precio político que haya que pagar con tal de poner como tema central de la agenda política la CORRUPCIÓN.
El actual Presidente participa de esa convicción… ma non tropo. Se ha mostrado más “realista”; parece estar convencido de que con una política inspirada en la prédica de Savonarola difícilmente hubiera ganado antes ni podría gobernar ahora. Luis Guillermo Solís es un político nato, usa de los recursos disponibles para obtener los objetivos que se propone. El recurso al ottonismo ortodoxo le sirve para unir a su partido amenazado por cismas, como ya es habitual y por las mismas razones: la intransigencia moralizante de su fundador.
Pero ahora la situación es mucho más grave, pues está comenzando su primer gobierno y con minoría absoluta en el Congreso, con una grave crisis fiscal. Ottón lo entendió. Por eso minimizó las controversias domésticas y lanzó sus dardos contra Liberación.
Pero el objetivo del discurso presidencial no era solo ahuyentar los fantasmas dentro de la casa paquista, sino también alejar el intento de los poderes fácticos por aislarlo ante la opinión pública exigiéndole resultados ya, pero, al mismo tiempo, dejarlo sin las herramientas para cumplir sus metas. Esas herramientas son su equipo de confianza.
Para superar estas acechanzas D. Luis Guillermo optó por hablar para todos, como presidente de todos los costarricenses. Se trataba de recuperar un ambiente de confianza. Y lo logró en buena medida.
Liberación está descontrolado. El Frente Amplio y el PUSC están a la expectativa. Los religiosos se enconchan en su gueto. Luis Guillermo aprovecha esta coyuntura y se mezcla con el pueblo; va a Limón y los embruja con sus vestimentas y sus promesas. Está en campaña, lo estará por estos cuatro años.
Pero la política no es solo la denuncia del pasado, o el activismo del presente; la razón de ser de la política es la construcción del porvenir. Por eso los humanos deben hacer proyectos, deben lanzar esperanzas fundadas de un futuro mejor.
La política como praxis, más que una ciencia, es un arte, su lenguaje diseña utopías para superar las duras realidades del presente. Por eso considero que lo hecho por el Presidente en el Melico fue tan solo un primer paso, hábil pero insuficiente.
Ahora esperaremos a diciembre cuando enunciará las grandes líneas en que espera basar su gobierno. Hasta dónde podrá llegar, mucho depende de los medios de que dispondrá y de su capacidad para superar los obstáculos que surgirán… Pero quizás no haya que esperar hasta diciembre para avizorarlo. D. Luis Guillermo suele dar señales, hablar mediante signos. Estemos atentos para descifrarlos.
Arnoldo Mora
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