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Las redes y la democracia impulsiva

Arturo Jofré [email protected] | Viernes 22 junio, 2012



Las redes y la democracia impulsiva

Las redes sociales por medio de Internet constituyen un avance extraordinario e irreversible que promueve un nuevo estilo de comunicación social. Si bien las ventajas son muchas, también traen implícitas las limitaciones que les puede imponer la naturaleza del ser humano.
Desde el punto de vista de la sociedad toda, estas redes nos pueden llevar rápidamente a lo que podríamos llamar la “democracia impulsiva”, es decir, a lanzar opiniones sin mayor fundamento, con todo lo que eso implica.
Tenemos que aceptar que las redes sociales son mecanismos potenciales de enorme impacto, pero su eficacia dependerá del uso que los individuos les den. Así como las redes logran convocar a multitudes para enfrentar una injusticia, también pueden ser un instrumento ideal para los manipuladores sociales; así como pueden ayudar a prestigiar a una persona con logros superficiales o coyunturales, también pueden ensuciar y destruir a otra sin mayor fundamento.
Las encuestas tradicionales que valoran la opinión de la ciudadanía ya son demasiado lentas (aunque más sólidas). Las redes tienen la gran ventaja de actuar con rapidez, pero ahí está también su limitación mayor. Hay asuntos complejos y serios que requieren la búsqueda de información y profundizar sobre los mismos… y eso lleva tiempo, no se trata simplemente de opinar por impulso.
La multiplicación de opiniones de impulso nos puede llevar a una sumatoria de ceros, pero que pueden tener un gran impacto. ¿Por qué ocurre esto? A veces porque los supuestos son equivocados, o porque hay manipuladores sociales que buscan crear ambientes determinados y distorsionan la información, o porque hay “expertos” tendenciosos que alarman injustificadamente para lograr sus propios propósitos. En este tipo de temas, creo que lo mejor es tomar las opiniones con pinzas.
Las redes constituyeron un instrumento muy útil para los movimientos de los indignados en Europa, así como para hacer convocaciones contra el régimen dictatorial de Mubarak en Egipto. Las redes han servido de desahogo a la rabia acumulada contra actuaciones públicas mal concebidas, contra actos de corrupción manifiesta, contra medidas que afectan injustamente a sectores no escuchados de la sociedad, contra la impunidad con que a veces quedan algunos peces gordos o delincuentes cien veces reincidentes. Las redes constituyen un nuevo elemento de opinión social y un mecanismo de participación abierto, por eso las dictaduras les temen tanto… y las democracias también.
Las redes, cualquiera sea la forma que adquieran, darán una nueva fisonomía a la vida social vista como un todo, es un hecho que se quedarán con nosotros y que harán de manera más expedita y amplia lo que a fin de cuentas se refleja en toda acción humana: reflejarán ni más ni menos que la grandeza y la pequeñez del ser humano.

Arturo Jofré
[email protected]

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