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Habemus Caesar II

Humberto Pacheco [email protected] | Martes 29 abril, 2014


Con un gobierno tan endeudado no se puede mirar hacia los impuestos más que para mantenerse a duras penas



Trotando Mundos

Habemus Caesar II


Analizábamos lo que procede hacer para sacar al país del deterioro y volverlo a la senda del progreso, apoyando a un Presidente que ha hecho evidente su intención de asumir una actitud ponderada pero firme.
Ningún país pequeño puede, en ausencia de grandes fuentes de financiación, realizar obras de gran envergadura. Con un gobierno tan endeudado no se puede mirar hacia los impuestos más que para mantenerse a duras penas, y eso sí se logra alivianar la carga de los siderales privilegios. La financiación para el desarrollo de infraestructura de que estamos tan necesitados es menester buscarla en otros mecanismos.
Los que “podrían” estar a mano, enfatizando el “podrían” porque aquí lo satanizan todo, son: el endeudamiento internacional, al que personalmente nos oponemos habiendo otros métodos que no comprometen el futuro de nuestros hijos y nietos;  los APP o asociaciones público-privadas (PPP en inglés por Public Private Projects), que en nuestro país enfrentan muchos problemas por esas limitantes extremas de la ley y por la protección a ultranza de las compañías comerciales del Estado, principales fuentes de privilegios; y la concesión de obra pública, que en nuestro criterio es el mecanismo más sencillo y beneficioso pues lo único que requiere es pensar a mediano plazo- sin que 25 o 30 años parezcan mucho tiempo en la vida del país, que no lo son- y de personas probas y honradas a la hora de manejar los otorgamientos y la inspección. Y dejar que otro pague el costo.
Teniendo uno de los mejores laboratorios del mundo, sí, léase mundo, en el LANAME, uno de los problemas graves es que, ciertos jerarcas públicos lo alejan de las obras porque es demasiado bueno.  Su intervención obligaría a los concesionarios a dar lo máximo, cerrando la puerta a las chizas. Eso viene aparejado de tráfico de influencias- el trueque de inspecciones por chamba- sin duda un tema para la Fiscalía.
Una de las causas por las que la ciudadanía se ha opuesto últimamente a los grandes proyectos es porque en ciertas obras sospechosas, además de la Trocha, el pueblo ha sentido corrupción rampante. No como en el pasado (también censurable) en que era de un 7% de corredor de bienes raíces, sino a niveles monumentales superiores a la ganancia de los propios inversionistas.
Se hace a todos difícil apoyar proyectos permeados de ese estigma. ¿Cuánto del expedito pago a OAS sería para devolverle “adelantos”?
Tenemos la necesidad urgentísima de la carretera a Limón. Sí hemos de aceptar las averiguaciones de la prensa, la improvisación y la falta de estudios y cotizaciones serias hacen que a estas alturas no exista documentación convincente de respaldo. Para no perder el momentum, el nuevo gobierno podría nombrar un equipo pequeño pero bien calificado en ingeniería y leyes que revise la oferta existente para verificar que todo calce y sea factible. Sin costos “raros” talvez hasta consigan rebajar el precio.
El camino de la recuperación está definido. Hay que seleccionar de entre gran cantidad de proyectos y estudios valiosos, públicos y privados, que ya existen y pueden actualizarse en poco tiempo, aquellos que brindan soluciones efectivas y realistas a problemas puntuales. Y hay que usar el sentido común y el espíritu de solidaridad.
Algunos proyectos parqueados, cuales enfermos graves en camillas de los corredores hospitalarios, esperan hace tiempo. También hay préstamos estacionados devengando intereses y comisiones. Urge entrarle a todo eso e impulsar lo que vale la pena. (continúa)

Humberto Pacheco A.
[email protected]
 

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