Dólar a remate
Leiner Vargas [email protected] | Martes 22 enero, 2013
La solución al problema de fondo nos obliga a regular mejor el sistema financiero, corregir sus fallas y sentar las bases para que ese sistema cumpla con su razón de ser
Reflexiones
Dólar a remate
Desde hace muchos meses advertimos sobre la tendencia especulativa en las tasas de interés pasivas que se venía generando en el mercado financiero costarricense y que llevó a un crecimiento de cinco puntos porcentuales de la misma, en un periodo de alrededor de ocho meses durante 2012.
Muchos banqueros han hecho su aguinaldo a costa de alrededor de 400 mil familias que tienen préstamos indexados a la tasa pasiva. Este diferencial abrupto entre la tasa de interés real local y la tasa de interés internacional de referencia ha dado cabida al ingreso insostenible de capitales golondrinas, inversiones de corto plazo que aprovechan el diferencial entre los intereses generados en colones sin mucho riesgo y los intereses en dólares, que podrían recibir en sus países.
El ingreso de capitales especulativos ataca severamente al mercado cambiario y provoca una creciente apreciación del colón, es decir, provoca que el dólar se abarate y el colón, en términos de dólares, se vuelva más caro.
Este fenómeno pone al dólar a picar en la banda de abajo de nuestro sistema cambiario y hace necesarias compras grandes de divisas por el Banco Central, más de $600 millones en los últimos meses.
El Banco Central no solo debe comprar dichos dólares y entregar colones a dichos inversionistas, generando nueva base monetaria doméstica que estimula la inflación interna. Si se quiere evitar lo anterior, el Banco Central se ve en la obligación de vender bonos para estabilizar el mercado monetario, generando pérdidas cambiarias y una mayor presión al déficit consolidado del sector público.
Al final del día los dólares a remate hacen que los exportadores y empresarios internos disminuyan sus ingresos netos en colones, por lo que pierden competitividad versus sus costos en moneda local, por lo general crecientes.
Los importadores ven bajar sus costos de comprar fuera, dado que sus ventas locales en colones les permiten comprar más dólares y se vuelve más barato importar.
Así las cosas, el déficit comercial del país aumenta, provocando que empresarios turísticos y exportadores sean menos competitivos como empresarios, reduciendo la demanda de empleo del sector e incrementando las penurias financieras y empresariales de todo el aparato productivo.
Pero todo empezó con la especulativa acción de unos cuantos banqueros, que llevaron de manera innecesaria la tasa pasiva a una posición no sostenible.
Ahora sí, los estados financieros de los bancos están llenos y sus utilidades históricas, pero el bolsillo de los costarricenses está seco, por un lado deben pagar más por sus préstamos y por otro, se sufre por el deterioro del déficit público y de empleo en el sector exportador y turístico y en general, el sistema económico.
Así las cosas, la solución de verdad al problema de fondo nos obliga a regular mejor el sistema financiero, corregir sus fallas y sentar las bases para que el sistema financiero cumpla con su razón de ser.
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