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¿Democracia en Venezuela, señor Villalta?

Humberto Pacheco [email protected] | Martes 14 enero, 2014


José Amalio Graterol fue arrestado en Venezuela por oponerse a seguir un juicio en ausencia de su cliente


Trotando Mundos

¿Democracia en Venezuela, señor Villalta?

Reporta IBAHRI, el Instituto de Derechos Humanos del International Bar Association, la agrupación de abogados más grande del mundo, que en junio del 2012 el abogado José Amalio Graterol fue arrestado en Venezuela por oponerse a seguir un juicio en ausencia de su cliente, dado que en ese país el derecho criminal prohíbe los juicios in absentia. Graterol es el abogado defensor de la Juez María Lourdes Afiuni, una de las prisioneras políticas de mayor perfil en Venezuela. Como el gobierno rehusa presentarla en el tribunal, Graterol se negó a seguir con el juicio.
Se especula ampliamente en el ámbito legal de Venezuela que los cargos contra Graterol tienen la intención de frustrar la defensa de la Juez Afiuni y, además, sancionar al abogado por sus críticas en la televisión venezolana a la amenaza que significa el Ejecutivo a la independencia del Poder Judicial.
La IBAHRI ha enviado observadores a un número de audiencias del juicio Graterol. El señor Graterol fue condenado y sentenciado a seis meses de prisión por obstrucción de la justicia en diciembre del 2012. Su apelación fue rechazada el 15 de julio del 2013.
El reporte del juicio emitido por los observadores de IBAHRI encontró que “la prosecución de Graterol fue arbitraria y sin las necesarias salvaguardas procesales”. Afirma que “además de que hubo múltiples violaciones al debido proceso del derecho nacional e internacional, la condena del señor Graterol contraviene múltiples garantías de los abogados defensores contenidas en los Principios Básicos del Rol de los Abogados de las Naciones Unidas”.
Esta arbitraria condena magnifica la gravedad del caso de la Juez Afiuni pues, además de dejarla sin defensor por causas totalmente injustificadas, ella es prisionera política por haberse negado a plegarse a las arbitrariedades del difunto sátrapa Chaves.
Esto ilustra el riesgo que corren quienes todavía osen defender la institucionalidad en ese malhadado país. Pero, más claro aún, afirma que ha rato murió la democracia y las elecciones que se montan no son otra cosa que el equivalente a los toros del Zapote.
Es preocupante que la juventud de hoy día parece ver estas inequidades con la indiferencia o el conformismo con que se ve una película de la tele o una noticia en las redes sociales que no corresponde a un caso real. Solo así podemos entender que siquiera puedan estar considerando apoyar a un partido que se dice admirador del gobierno bolivariano de Chaves y Maduro.
Esa indiferencia parece alcanzar también al resto de la humanidad cuando de hechos distantes como el de Siria se trata.
En noviembre pasado Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas, anunció que llamaría a una reunión sobre Siria en Ginebra “para juntar Gobierno y Oposición en la mesa negociadora.” De inmediato el IBAHRI preguntó que como era posible querer traer a la mesa a un gobierno responsable de genocidio con armas de destrucción masiva (incluyendo armas químicas) y de crímenes de guerra y contra la humanidad; responsable de la muerte de más de 11.000 niños en tres años- muchos a manos de francotiradores- de acuerdo a un reporte que forma parte del acopio de seis respetadas organizaciones de derechos humanos.
Al decir de la gran Margaret Albright, en sí víctima de los nazis en su juventud, no se debe gratificar, trayéndolos a la mesa de negociación, a políticos que debieran estar en una celda en La Haya.


Humberto Pacheco A.
[email protected]
 

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